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Los labios de Klaus se encontraron con los de Emma en un suave contacto, casi vacilante al principio. Fue un beso lleno de promesas y emociones reprimidas, un beso que había estado esperando mucho tiempo para suceder.
El corazón de Emma parecía latir tan fuerte que estaba segura de que Klaus podía escucharlo.
Sus labios eran suaves y cálidos, y ella podía saborear el sutil lápiz labial de fresa que ella misma llevaba. Sus manos se encontraron, temblando ligeramente de nerviosismo, antes de entrelazarse de manera natural. Era como si sus cuerpos hubieran encontrado el ajuste perfecto, como dos piezas de un rompecabezas.
El beso comenzó suavemente, exploratorio, como si ambos estuvieran probando las aguas. Los labios de Klaus se movían con una increíble delicadeza, acariciándolos amorosamente. Emma respondió con la misma ternura, permitiéndose sumergirse en el momento.