—Urgh... Y aquí estoy de nuevo, de vuelta en este lugar. Debo estar volviéndome loco... —dice Kaizen mientras inicia sesión y recuerda que todavía está dentro del monstruo marino.
Aire pútrido y húmedo llena sus pulmones, trayendo consigo un olor nauseabundo. El ensordecedor latido del corazón de la criatura retumbaba en sus oídos, resonando como un macabro tambor a través de las paredes de carne viva.
—Si esto fuera un juego ordinario, esto debería ser imposible. Estoy literalmente dentro de una criatura viviente con la que estaba combatiendo, a saber, una multitud... —Kaizen mira a su alrededor y ve las larvas que vio la última vez—. Y para mejorar las cosas, hay otras criaturas aquí dentro. Tengo que admitir que la inteligencia artificial formada por procedimientos que los desarrolladores de este juego han creado es realmente espeluznante.