Descendiendo las escaleras hacia la Biblioteca de los Magos, Kaizen sintió la familiar y reconfortante atmósfera de su refugio personal.
Los pasillos entre los estantes de libros parecían estrechos desde arriba, llenos de tomos polvorientos y pergaminos desgastados por el tiempo. La suave luz de las velas en los candelabros creaba una atmósfera misteriosa y acogedora. Al entrar en la biblioteca, Kaizen encontró a Alina absorta en sus estudios cerca de su escritorio principal. Estaba rodeada de pilas de libros, algunos abiertos, revelando detalladas ilustraciones y textos antiguos.
La maga también se sentaba en una silla alta y elegante, sus ojos brillaban con curiosidad mientras hojeaba cuidadosamente los pergaminos.
—¡Kaizen! ¡Qué bueno que estás aquí! —exclamó Alina, levantando la vista y sonriendo cálidamente hacia él—. Tengo información fascinante que compartir contigo sobre aquella tercera opción nuestra, la Lágrima Flor de Isara.