Kaizen y Xisrith estaban alerta alrededor de ellos, sintiendo y viendo cómo los granos de arena ardían bajo sus pies.
De repente, criaturas humanoides aparecieron en una duna al noroeste de ellos. Eran criaturas enormes, musculosas, con piel escamosa y garras afiladas como cuchillas. Sus ojos brillaban con un aura siniestra, irradiando un aire de ferocidad y crueldad. Cada una de las criaturas tenía características únicas, revelando la impresionante diversidad de la especie. Algunas tenían púas afiladas a lo largo de sus espaldas, mientras que otras tenían mandíbulas llenas de colmillos afilados como dagas. Sus colas se movían con impresionante agilidad de una manera casi hipnótica.
—¿Qué son esas cosas? —preguntó Xisrith sorprendido.
Kaizen, que ya había usado la habilidad
—Son Abisales del Desierto.
—Nunca había oído hablar de esos monstruos —respondió Xisrith.