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La imponente estructura del Laberinto del Minotauro alcanzaba casi la copa de los árboles, sus altas paredes de piedra atraían la atención de quienes observaban desde fuera. La densa vegetación circundante, con arbustos espinosos inclinándose curiosamente hacia el laberinto, parecía querer espiar lo que sucedía dentro. Mientras tanto, pájaros, ajenos a la tensión y el peligro que acechaban en el interior, entonaban alegres cantos alrededor.
Pero la ironía de la escena no podía ser ignorada. Mientras los pájaros cantaban, gritos resonaban desde el laberinto hacia el exterior. Y fuera, el campamento improvisado del Ojo de Hermodr ahora eran solo dos figuras con las manos ensangrentadas, habiendo derrotado a todos los ocultistas y mercenarios que custodiaban el lugar.
Kaizen y Linus se miraron el uno al otro mientras se reagrupaban, luego levantaron la vista hacia la gran puerta laberíntica de piedra.