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Cuando el instructor comenzó la segunda sesión de entrenamiento, la carrera de obstáculos, Klaus salió disparado como un rayo con una impresionante aceleración inicial. Sus músculos parecían trabajar en armonía para impulsarlo hacia adelante a una velocidad increíble.
Los otros estudiantes solo podían observar a Klaus con admiración, incrédulos ante su capacidad atlética.
La forma en que corría era suave y fluida, como si estuviera flotando en el aire. Sus pies apenas tocaban el suelo mientras se adelantaba a los demás estudiantes.
Klaus terminó la primera vuelta con una gran ventaja sobre los otros corredores y continuó aumentando su distancia en las vueltas siguientes. No parecía cansarse, no jadeaba ni mostraba signos de esfuerzo mientras corría. Parecía como si su cuerpo se moviera solo, como si estuviera en una especie de trance, concentrándose en sus propios pensamientos y movimientos.