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—¿Qué sucede, hijo? Fuiste al Hospital a visitar a Rhyzer la semana pasada, ¿así que tiene algo que ver con él? —preguntó Michael.
—No, claro que no —respondió Klaus de inmediato.
—¡Ufff! Hablaste con un tono tan serio que pensé lo peor.
—No hay necesidad de ponerse tan tenso. De lo que tengo que hablar es en realidad una buena noticia.
Incluso después de que Klaus trató de calmarlo, Michael continuó mirando a su hijo con una cara que mezclaba preocupación, ansiedad y confusión. Después de todo, Klaus nunca había sido tan cercano a él como lo era con Chun, ni había sido de los que comparten secretos con él. Por lo tanto, mil preguntas pasaban por la mente de Michael sobre lo que estaba sucediendo, especialmente la razón que había llevado a Klaus a decidir revelarle algo primero a él.
—Entonces, habla. ¿Cuál es esa buena noticia? —insistió Michael.
Klaus miró a los ojos de su padre y dijo con voz ronca:
