Angakok se sintió consternado.
—Ver la cabeza decapitada de su maestro pretendía que Max se sintiera internamente destrozado —continuó—. Angakok quería ver su rostro indefenso lleno de tristeza, quería deleitarse en su dolor y angustia, pero en vez de eso, Max lo miraba fijamente, como si perforara su alma, lo que le hacía hervir de ira.
[ Inmovilizar ]
La amenaza que emanaba de Max, a pesar de estar bajo los efectos de la semilla del tiempo, obligó a Angakok a usar el hechizo inmovilizar para asegurarse de que el chico no se abalanzara sobre él como un perro rabioso.
Una vez que se aseguró de que Max no se movería, dirigió su atención a los dioses demonios reunidos detrás de él mientras los masacraba sin discriminación con ataques basados en sangre, siendo incapaces de esquivarlos, salvando al final solo a dos a quienes ató con cadenas de sangre.