Rudra miró amenazadoramente al anciano que se atrevió a hablar, mientras preguntaba con un tono sombrío —¿Oh, y qué pasa si me niego?
El anciano tragó saliva nerviosamente, mientras tartamudeaba para responder.
—N-nuestro patriarca te matará, te despellejará vivo. ¡Sí! Él matará a—.
Nadie vio a Rudra mover un músculo, pero la cabeza del anciano que estaba hablando fue separada de su cuerpo, rodando por el suelo mientras sangre y tejido cerebral se derramaban por todas partes.
La escena aterrorizó a todos los presentes en la habitación, sin embargo, para Max un nuevo problema se presentó cuando el fresco aroma de la sangre le llegó a las fosas nasales.
Max mostró sus colmillos y siseó, mientras su cuerpo le instaba a probar esa sangre derramada.
Max no deseaba comportarse como una bestia frente a su hermano, pero pronto sus instintos primordiales tomaron el control y ya no pudo reprimirlas más, alimentándose vorazmente de la sangre del anciano muerto.