—¿Quién coño está jugando conmigo ahora? ¿Jhonny puto inglés quién? ¡Mi padre es un monarca, téngase un poco de respeto al nombre de Aurelio maldita sea! —dijo Marcus en angustia mientras apartaba a un lado un florero extremadamente caro en su frustración.
Marcus no había podido sacarse a Asiva de la cabeza desde que vio su hermoso cuerpo desnudo que no se sometía a él.
Cualquier mujer que Marcus quisiera, siempre la había conseguido ya que se sentía atraído principalmente por mujeres de estatus dentro de los clanes de vampiros.
Había algo en dominar a una esposa digna o a una joven flor inocente que nadie más podría lograr, pero él sí.
Aunque prometió embarazar a la mujer y ayudar a fortalecer su clan, conocía muy bien sus propios límites y sabía que su padre lo aniquilaría si tuviera bastardos correteando, por lo que se aseguró de nunca embarazar a ninguna mujer con la que se acostaba.