—Permíteme mostrarte el poder de un verdadero Astra —dijo Kremeth al sacar el pequeño dispositivo que había encontrado anteriormente entre el montón de desechos en su casa.
Era un pequeño dispositivo que parecía tener un botón y, cuando Kremeth lo presionó, comenzaron a soplar vientos fuertes de nivel tifónico de la nada en la mazmorra.
Excepto la Cabaña de Kremeth, que sorprendentemente estaba construida de manera aerodinámica y en una ubicación tal que no se veía afectada por la tormenta exterior, todo lo demás era arrastrado por los vientos torrenciales.
Árboles milenarios eran arrancados del suelo en el que estaban plantados e incluso dragones de nivel 6 luchaban para mantener su posición en el aire sin ser arrastrados por los vientos.
Fue en este momento que Kremeth plantó sus pies firmemente en el suelo mientras su cuerpo comenzaba a brillar con un tono azul.
