—Ahora voy a dormir por diez horas —dijo.
—¡Jajaja! —Blake se reía a carcajadas. La sangre le goteaba de los labios y la nariz. Sus ojos estaban casi hinchados. No había utilizado magia ni una vez. Simplemente estaba disfrutando del momento. Se quedó allí mirando a su doble y suspiró—. Todo lo bueno debe terminar —afirmó Blake mientras se curaba—. ¿Así que veremos quién será el que realmente muera?
—No lo tendría de otra manera —el otro él respondió con una sonrisa—. Él también se curó.
—Entonces... —Blake caminó y recogió su espada, y luego con un destello, apareció frente al otro él que no esperaba tal acción—. Siempre recuerda que para vencerte a ti mismo, debes hacer cosas que normalmente nunca harías. Ahora bien...
—¡Splash!