Blake permitió que la chica zorrokina lo abrazara por unos minutos antes de empujarla suavemente. —Vístete rápido —dijo—. Como dije antes, cuando regresemos a la base, y me conozcas mejor y más sobre el mundo, entonces podrás decidir qué quieres hacer.
La chica zorrokina levantó la mirada, y Blake, con sus orejas y cola ligeramente caídas, asintió lentamente. Ella tampoco conocía el sentimiento que crecía dentro de ella. Estaba de hecho algo aliviada de que este hombre no fuera alguien que se aprovechara de ella en su estado actual. Se puso su ropa, se despidió y se alejó. Blake se giró y la observó mientras se iba, viendo cómo su cola se movía de un lado a otro. Justo cuando estaba a punto de doblar la esquina, ella se giró y le regaló a Blake una sonrisa antes de continuar su camino.