Rui estaba tomando un poco de riesgo con su audacia temeraria, pero sabía que sería imposible ganarse el respeto y temor necesarios para que el maestro de gremio lo tomara en serio. El último era un hombre tremendamente poderoso con poder, autoridad, riqueza e influencia que superaban con creces cualquier cosa con la que Rui podría lidiar en circunstancias normales.
Y ambos lo sabían.
Por eso Rui había decidido que necesitaba transmitir, sin la más mínima duda, que esta no era una de esas circunstancias. Rui no toleraría ser empujado indebidamente, ni ser amenazado.
Aún así, se puso una fachada tranquila, pero incluso su corazón dio un salto cuando el suelo comenzó a temblar. Se dio cuenta de que había subestimado cuán poderosa era la Mazmorra Shionel. Si hubiera mantenido su actitud por tan solo medio segundo más, podría haber ocurrido una calamidad.
—H...
—Hm? —Se concentró de nuevo en el maestro de gremio con el ceño fruncido.