En un mundo donde una red como Internet todavía no había arraigado, la comunicación y la distribución eran servicios vitales y más escasos para los negocios y el comercio. Aunque la tecnología de comunicación existía, no era suficiente para facilitar la comunicación masiva a gran escala sobre grandes distancias. La tecnología satelital, que en la Tierra permitía la comunicación de un extremo a otro del planeta, no existía en este mundo. Por lo tanto, toda comunicación tenía importantes limitaciones de ancho de banda y alcance.
En tales circunstancias, ¿cómo se suponía que uno debía llevar a cabo un extenso comercio internacional sobre un gran número de mercados extranjeros?
Ahí era donde la necesidad de servicios de comunicación permitía a uno poder conectarse con un mercado que está extremadamente lejano sin necesariamente tener que invertir una suma de capital imprácticamente enorme en construir su propia red y base de poder en una nación completamente diferente.