—Bienvenido a bordo del Águila de Veomine, señor —un hombre con una gorra naval con el emblema de la Unión Marcial dijo al embarcar, haciendo una reverencia—. Soy el Capitán Crartas, el capitán de este barco.
—Es un placer conocerlo, capitán —respondió Rui con una sonrisa—. Creo que el viaje a la Isla Vilun tomará diez días, ¿verdad?
—Así es, señor. Este barco es de clase Águila con una capacidad de ocupación de quinientos pasajeros y una capacidad de almacenamiento destinada a transportar mercancías que permitirían una habitabilidad de mediano a largo plazo a bordo del barco. Además, este barco posee un casco de grado de acorazado y por lo tanto también nos pesa, ralentizándonos en el proceso —el hombre respondió sin problemas—. Por lo tanto, su velocidad no es su punto fuerte.
—Entiendo, necesita poder soportar uno o dos golpes en caso de que la misión diplomática salga mal —Rui dedujo al instante.
—Sí, señor —el hombre le dio a Rui una mirada medida.