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El tiempo que pasó con su familia fue curativo y reconfortante. Ayudándoles con el trabajo manual y acumulando suficiente leña para el invierno venidero. Debido a la distancia entre el Orfanato y el distrito más cercano de la ciudad de Hajin, no era muy práctico tratar de depender de él para recursos una vez que el invierno llegara en todo su apogeo. El Orfanato almacenaba tanto como podían de todos los suministros esenciales para que pudieran autoabastecerse al menos durante las partes más duras del invierno.
Además de eso, pasaba su tiempo entrenando a Max y Mana también. De todos los niños en el Orfanato, ellos eran de los más inspirados y motivados para seguir sus pasos y convertirse en Aprendices Marciales. Su determinación había logrado resistir la prueba del tiempo y la dificultad de los regímenes de entrenamiento que Rui les había hecho atravesar.
Ambos tenían doce años. Esto significaba que, pronto, serían elegibles para el Examen Marcial.
