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Eran como recién nacidos. No podían caminar por sí mismos en el momento en que nacían, pero muchos meses después finalmente estarían listos.
Además, había razones más concretas para mantener en secreto este hecho.
Si encontrar un verdadero nombre para el propio Arte Marcial era una medida de cuán originalmente único era el Arte Marcial de uno, lo que a su vez indicaría cuánto se había potenciado cognitivamente el cerebro, entonces los jóvenes y temerarios tontos se apresurarían a nombrar su Arte Marcial con la esperanza de que esto fuera una señal de que habían hecho mucho progreso.
Esto sería poner el carro delante del caballo.
Si nombrar el propio Arte Marcial era un acto profundo e importante, y ciertamente lo era, entonces los jóvenes apresurados y codiciosos Aprendices Marciales sin duda arruinarían las cosas para sí mismos.
