—Tomen sus posiciones —instruyó el supervisor.
Hever se movió mientras tomaba su modesta postura. Distribuyó su peso equitativamente entre ambos pies, poniendo su pie izquierdo adelante y su pie derecho atrás como soporte. Sus manos estaban abiertas, colocadas a una altura precisamente entre su pecho y su cintura. Estaban en posición de intercepción, listas para interceptar todos los ataques que Rui le lanzara.
—Tengo ganas de luchar contigo —dijo Rui mientras se desplazaba ligeramente entre sus pies, con ambas manos enfrente perfectamente posicionadas para puñetazos rápidos.
Esta postura sacrificaba poder por velocidad y movilidad. Rui había visto que Hever era capaz de manejar incluso el poder de Nel sin problemas durante un periodo prolongado de tiempo. No tenía sentido intentar sobreponerse a Hever. La única persona que tenía posibilidad de lograrlo en toda la Academia era Fae, todos los demás solo podían inclinar su cabeza ante su obtusa maestría contrarofensiva.
