Los dos conversaron un poco más sobre temas más ligeros mientras se unían a los demás para almorzar. A Julián le interesaba particularmente el avance.
—Entonces, ¿qué se siente exactamente? —preguntó Julián por curiosidad.
—Como la epifanía más grande posible en la experiencia humana —respondió Rui—. Por un momento ya no te importa nada en este mundo. Experimentas la verdadera felicidad y satisfacción, y tu mente tiene absoluta claridad.
—Hmmm... —murmuró Julián, absorto en la explicación de Rui—. Notable, de verdad.
—¡Oye! Presta atención a tu comida, ¡ni siquiera la has tocado todavía! —insistió Myra, la jefa de cocina del Orfanato—. Siempre había sido bastante estricta en todos los asuntos relacionados con la comida y las comidas.
—Sí sí —Rui se rió—. Eres tan estricta como siempre.
—Eres tan estricta como siempre —Julián suspiró con una sonrisa resignada.