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Las sesiones de entrenamiento transcurrieron sin problemas, debido a que ya sabía cómo se desarrollaban. Por supuesto, hubo diferentes grados de dificultad. La más fácil entre ellas fue la técnica de Reforzamiento Adamantino. Su tolerancia al dolor había aumentado tremendamente gracias al avance al Reino del Escudero. La cantidad de agonía y sufrimiento que el procedimiento le infligía era impactante.
El dolor no había disminuido, pero su tolerancia era suficientemente alta como para que la fase de entrenamiento de la técnica de Reforzamiento Adamantino fuera fácil y simple.
Las técnicas más difíciles eran aquellas que exigían la mayor demanda de precisión y exactitud. La más difícil de todas era la técnica del Paso Fantasma, que requería un tiempo y colocación extremadamente precisos.