—Hm —El director Aronian asintió—. Carta interesante. ¿No quieres que el escudero Dylon sea penalizado por sus acciones?
—Sí, señor —Rui asintió, afirmando—. Definitivamente no quiso hacer ningún daño y el accidente realmente no fue su culpa. Estoy seguro de que podría provocar una reacción similar en cualquier escudero marcial que no estuviera al tanto de esa capacidad mía.
—¿Puedes, verdad? —El director Aronian soltó una carcajada.
—Estoy seguro de que puedo —Rui reafirmó, proyectando confianza.
En verdad, él no sabía eso a ciencia cierta. Pero quería asegurarse de transmitir que Dylon no estaba particularmente en falta.
—Tomaremos en cuenta tu declaración. Sin embargo, no solo no puedo prometer nada, no puedo divulgar ninguna información sobre el asunto a un simple estudiante —El director Aronian dijo firmemente.
—Entiendo, gracias de todas formas por escucharme, director —Rui suspiró—. Realmente no podía hacer más que abogar por el escudero Dylon.