Rui regresó al Imperio Kandriano en cuestión de unas pocas horas. No sentía la urgencia de volver demasiado rápido. El paisaje era único y hermoso. La fauna y la flora eran diferentes de la Tierra, lo que le daba un aspecto exótico y alienígena a alguien como Rui.
Finalmente, alcanzó el Imperio Kandriano, le tomó unas horas más llegar finalmente a la Región Mantiana y, finalmente, al Pueblo de Hajin.
—Ahhhh... —suspiró Rui cómodamente mientras disfrutaba del clima fresco—. ¡No hay lugar como el hogar!
Inmediatamente se dirigió a la Academia Marcial. Rápidamente completó los molestos protocolos post-misión antes de dirigirse a su dormitorio.
Se tomó su tiempo mientras se relajaba en una tina de agua caliente, revisando lo que se había perdido.
—¿Oh? —sus ojos se iluminaron—. Nartha me respondió.
Los próximos Juegos Marciales iban a celebrarse en la Sala DiViliers, donde se habían celebrado la primera vez que los había asistido.
