La manada comenzó a relajarse mientras se acomodaba, descansando conforme el sol casi había desaparecido por completo bajo el horizonte. Rui observaba con atención, esperando y deseando que el objetivo de su misión apareciera. A medida que la noche se oscurecía más, no podía evitar preguntarse cómo el objetivo de su misión había logrado cazar tan vorazmente y seguir siendo tan escurridizo.
Las Llanuras de Shaia eran gigantescas, lo que significaba que la población de herbívoros era inmensa. Para que una sola o incluso un puñado de bestias cazara tan excesivamente que afectaran significativamente a las especies de herbívoros y aún así fueran tan escurridizas que el Ministerio tuviera dificultades para aprender más sobre ellas, no podía ni imaginarse cómo había ocurrido tal cosa.