—Señorita Irithel, ¿hay algo que necesite de mí? —La voz profunda de Ramiel resonó.
—Nuestros exploradores vieron un ejército de Seres Subterráneos con aproximadamente un millón de soldados marchando hacia el Imperio de Jasper. Con el tamaño de su ejército, deberían llegar en un mes —Irithel murmuró a través del dispositivo. Su rostro era solemne mientras pronunciaba esas palabras. Ella misma había luchado contra los Seres Subterráneos y sabía lo peligrosos que eran. ¡Si no fuera por la ayuda de Alberto en aquel entonces, podría haber sufrido lesiones graves o incluso haber muerto!
Los Seres Subterráneos luchan de manera salvaje e imprudente. Ni siquiera les importaba si aplastarían a sus compañeros hasta la muerte. Eran impávidos al dolor y sus cuerpos eran tan duros como los metales.