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Aethelwolf y los otros dos encontraron a Xymera en el palacio de hielo. Estaba rodeada por un grupo de Esperes de Nivel 5 que no dejaban de halagarla. Su rostro ya no estaba pálido y su respiración era normal ahora.
Aethelwolf utilizó sus habilidades de observación en ella y notó que ya se había recuperado a su mejor estado. El aura en su cuerpo estaba oculta, pero había un leve aire de supresión alrededor de ella que inconscientemente hacía que todos se mantuvieran a un metro de distancia.
Xymera sonrió cuando vio a Aethelwolf y a los demás.
—Felicitaciones por tu recuperación, Ancestro Xymera —murmuró Aethelwolf con una sonrisa.
—Todo se debe a ustedes, que puedo estar aquí charlando con ustedes. Si no fuera por su ayuda, todavía estaría atrapada en el ataúd de hielo —Xymera movió levemente la cabeza mientras pronunciaba esas palabras.