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—¡50.000 monedas de oro!
—¡51.000 monedas de oro!
La feroz puja por la gema continuó, pero aún Aethelwolf no había ofrecido su propia puja. Solo observaba silenciosamente la escena con una expresión tranquila en su rostro. La mayoría de las personas que luchaban por la gema eran ricas señoras y jóvenes damas. Incluso los comerciantes dieron un paso atrás en las pujas, ya que ya no les resultaba rentable.
De repente, Aethelwolf levantó la mano y dijo:
—100.000 monedas de oro.
Su oferta silenció a los demás postores. Añadió directamente cincuenta mil monedas de oro a la puja como si esa cantidad de dinero no fuera nada para él!
—¿No es ese Sir Aethelwolf? Escuché que le ganó a Sir Karman en un duelo de Alquimia.
—¿Por qué pujó por esa gema? ¿Quiere ponerla en su arma?
—¡100.000 monedas de oro a la una!
—¡100.000 monedas de oro a las dos!