Cuando Aethelwolf llegó a la mansión, sus empleados salieron inmediatamente de sus habitaciones y lo rodearon. Estaban contentos de verlo de nuevo.
—¡Señor Aethelwolf! —un grito de sorpresa resonó en la mansión. Era su estudiante, Janrose. Corría hacia él como una niña que había visto a su padre.
Aethelwolf sonrió con dulzura y le dio unas palmaditas en los hombros. —¿Cómo has estado? —preguntó.
Janrose sonrió mientras respondía. —¡Tu estudiante alcanzó el top diez! Jeje. El lugar final se decidirá en dos días. Conseguiré el puesto de campeona. No te preocupes.—