Una brillante luz envolvió a Rio y esta vez los viejos recuerdos comenzaron a llegarle como agua escapando de una presa rota.
***
—¡Tos! ¡Tos!
—Lo siento, mi niño... desearía poder estar contigo más tiempo para verte crecer... Pero esta es la voluntad del cielo. Recuerda comer bien... y... encontrar nuevos amigos... En el futuro, casa con una bella esposa y forma una gran familia... ¡Tos!... ¡Tos!... ¡Tos!... Pequeño Rio... Has sido un buen niño todo este tiempo —dijo el anciano con una débil sonrisa llena de dolor, parecía desprovisto de cualquier energía como si ya tuviera un pie en la tumba.
Yacía en una cama de hospital tomando su último aliento. El anciano quería hablar con el pequeño por última vez antes de despedirse de este mundo.