—¿Rio? —preguntó con preocupación después de saber que él había salido de la montaña nevada. Su corazón no estaba estable al leer el texto que su pequeño hijo había tomado un riesgo tan grande.
—Hiii... Quería contactarte pero luego vi que me estabas llamando —respondió nervioso, asombrado de que ella se hubiera enterado tan pronto.
—¿Por qué te colaste en la tierra de Asura sin informarme? —su voz enojada se escuchó en el altavoz del teléfono, mezclada con amargura y tristeza.
—Pensé que no me dejarías ir, esa era la única opción. También conocí a una chica allí que estaba viviendo temporalmente en ese refugio. Ella me ayudó a salir de ese lugar —le ofreció una mentira descarada, esperando que ella se la creyera.
No quería entristecerla pero ¿qué otra opción le quedaba?