Al entrar, Nyla les sonrió al dúo y explicó —Este restaurante en realidad es propiedad de la madre de Sofía. Amablemente, organizó que estuviera vacío hoy así podemos tener privacidad y disfrutar de nuestro tiempo juntos sin interrupciones.
Rio miró alrededor, apreciando la elegante decoración y el ambiente cálido y acogedor. La suave iluminación emitía un resplandor acogedor sobre las mesas, adornadas con blancos manteles nítidos y cubiertos resplandecientes. Podía sentir la exclusividad del lugar, pero se sentía sorprendentemente cómodo, sabiendo que podían disfrutar de su comida sin miradas indiscretas o atención no deseada.
Subieron al segundo piso, donde les recibió un espacio impresionante. Una piscina y paredes abiertas ofrecían vistas al exterior y el cielo era visible arriba. Una mesa con cinco sillas les esperaba, y tomaron asiento, con las chicas sentándose juntas, Rio al lado de Lucas, y Layla al otro lado de Rio.