Mientras Asher y Lysandra se disponían a dejar el valle devastado, el aire de repente se onduló con un siseo siniestro, deteniéndolos a mitad de paso.
*Siseo….Siseo…..*
El siseo se multiplicó, rodeándolos con una serenata escalofriante de malicia.
Asher se giró, entrecerrando los ojos mientras escaneaba la niebla oscura y densa que parecía espesarse con cada momento que pasaba —Pensé que solo podría haber una Serpiente Espina Temible madura por generación.
—Estos son sus secuaces —respondió Lysandra, su voz teñida de urgencia—. No son tan fuertes, pero su confianza para rodearnos significa que la Serpiente Espina Temible ya nos ha marcado como su presa. ¡Tenemos que irnos ahora!
Cuando se giraron para huir, una niebla morada oscura, espeluznante y densa, comenzó a envolver el espacio sobre ellos.