—¿Dónde está tu Asesor de Combate? —preguntó Derek, su tono incisivo y su mirada buscando en el rostro de Arturo una explicación.
Arturo pareció ligeramente desconcertado, elevando las cejas en una leve sorpresa. —Oh... Él se fue después de decirme cómo abordar la búsqueda que tomé hoy más temprano. Como yo tenía prisa, él no podría haberlo sabido hasta que fue demasiado tarde. Todo sucedió demasiado rápido.
—Un Asesor de Combate se supone que debe reaccionar rápido ante las actualizaciones de su equipo. ¿No lo contactaste? —insistió Derek, entrecerrando los ojos ligeramente, escrutando la respuesta de Arturo.
—Lo siento. No lo hice ya que todo en lo que podía pensar era en llegar aquí rápidamente y salvar al gremio. Sé que fue un error muy estúpido, y prometo que no lo repetiré —admitió Arturo, su expresión llena de arrepentimiento y un toque de culpa por su propio descuido.