En el momento en que Agonon se sorprendió al ver que su ataque era detenido por Asher, una escalofriante miasma, densa con poder infernal, comenzó a envolverlo.
Una asfixiante sensación de terror se infiltró en el núcleo de Agonon, robándole su fuerza y dejando su visión borrosa.
Este aura infernal parecía extenderse desde Asher en todas direcciones, creciendo en tamaño y temor con cada segundo que pasaba hasta llenar su visión, implantando un profundo sentido de desesperación en su alma.
Se parecía a un esqueleto en llamas saliendo de las profundidades de los Siete Infiernos, pero gigantesco en tamaño, empequeñeciéndolo, haciéndolo sentir como un insecto bajo su mirada petrificante mientras sus dedos óseos rodeaban su alma.
La realidad de la situación se desplomó sobre Agonon. Había sentido muchas cosas a lo largo de su vida - orgullo, ira, ansia de poder - pero este roedor miedo era nuevo.