El cuerpo de Raquel brillaba con una luz azul brillante, debilitando los oscuros zarcillos que la envolvían. Solo un segundo más y podría liberarse de estas repugnantes cosas.
—¡Demasiado tarde! —Pero sus ojos se abrieron de par en par en shock cuando escuchó la voz del Portador del Infierno detrás de ella y pudo sentir el aire detrás de la parte baja de su columna empujado con fuerza. Esto solo podía significar que él intentaba golpearla por la espalda, y ella inmediatamente reunió su maná para usar un hechizo defensivo.
*Splktch!*
—¡Ahh! —Sus ojos se agitaron cuando sintió las garras de una bestia hundiéndose en su espalda. Pero no era el dolor lo que la sacudía, ya que las garras ni siquiera penetraron tan profundo. En cambio, fue el hecho de que era incapaz de invocar siquiera una brizna de su maná lo que tensó su corazón y sumió su mente en la confusión.
