Durante el tiempo que William estuvo fuera reuniéndose con los líderes de diferentes fuerzas, Stark luchaba desesperada y valientemente con miles de maestros de alto nivel.
En realidad estaban haciendo un gran trabajo. Cualquiera de estos maestros era suficiente para sacudir una ciudad entera o un campo de batalla. El único problema era que sus enemigos no eran tan fáciles de manejar y no eran para nada normales.
Los monstruos recibían todos los ataques y no se inmutaban. Lo más que mostraban era retroceder algunos pasos con cada explosión violenta. Stark y los demás no estaban tratando de matar a estos sabuesos sino de comprar tiempo para que los maestros en la ciudad pudieran escapar de manera segura.
Pero cuando escucharon los fuertes vítores y gritos provenientes de los muros, oyeron las desafiantes palabras y el tono de los maestros allí, negándose a dejarlo y huir, sintieron hervir su sangre.