—Ahem —el camarero se quedó tan impactado como Ro por lo que dijo William. Sin embargo, la reacción de Ro fue bastante diferente, acabando con su cara mojada por un líquido rosa.
Él tenía más experiencia tratando con los excéntricos clientes que venían aquí. Él no mostró ninguna ira en su cara, sacó un pañuelo blanco y limpió la gota rosa de la bebida de su rostro.
—Claro señor, pero es una membresía exclusiva que costará diez millones de cristales por mes.
—¿Y puedo venir en cualquier momento, pedir lo que quiera? —Solo al escuchar un precio tan loco, la cara de Ro se oscureció en el acto. Y al escuchar la respuesta aún más extraña y casual de William, su cara se volvió totalmente negra como una noche nublada sin luna.