—¿Puedo saber cuál es el nombre del venerable maestro? —William apresuró sus pasos para seguir a este anciano. Y lo primero que intentó saber fue su nombre.
—Escuché que a tu maestra le gustaba mantener su nombre en secreto, igual que a mí —y a diferencia de lo que William esperaba, ese anciano parecía saber más sobre su pequeña mentira.
—Bueno... Mi maestra tiene sus razones para hacerlo...
—¡Yo también tengo las mías!
—¿Cuáles son?
—No es asunto de un niño como tú.
Cuando William escuchó eso, sus ojos se estremecieron. Se sentía como si estuviera en compañía de alguien que lo viera desnudo, que supiera todo sobre él, mientras él no sabía nada sobre este anciano.
Y odiaba tal sensación.
—Sé que todos los maestros espirituales de grado oro oscuro como el venerable maestro aquí están ocupados...
—No, no tengo nada que hacer más que guiarte.
...