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Esto podría parecer una mala jugada en realidad, pero ahora mismo, gracias al ataque sorpresa que lanzaron Guillermmo y Ibra, los leopardos estaban distraídos y bastante debilitados.
En el momento en que los dos grupos se adentraron y presionaron a los leopardos, los monstruos finalmente comenzaron a retroceder, mostrando incluso brechas entre sus filas.
Solo eran monstruos, moviéndose y luchando basados en sus instintos monstruosos, careciendo de un ser inteligente real que los dirigiera y organizara.
En el momento en que los dos grupos lograron esquivar a los monstruos más cercanos a ellos, las cosas comenzaron a verse mejor.
En medio de todo esto, Guillermo continuó apareciendo y desapareciendo de un lugar a otro, volviendo a su vieja táctica de solo herir a los monstruos y mantenerlos ocupados con él. Ibra agitó su glaive a derecha e izquierda, lanzando a un leopardo con cada movimiento, despejando un amplio hueco entre ellos.