―¡En ello!
―¡Desplegarse!
Los dos lideraron a sus equipos, moviéndose en un camino arqueado cada uno, dirigiéndose hacia el frente. Parecían dos flechas moviéndose lentamente hacia su objetivo. Y al momento siguiente, los cincuenta leopardos se estrellaron contra Sara y su equipo.
William vio un destello de luz plateada antes de que apareciera una pared plateada. Tenía diez metros de largo, cinco de altura, lucía bastante fuerte y logró detener a los primeros monstruos en el frente.
A los leopardos no les gustaba esta pared. Ya que muchos ataques venían desde detrás de ella, los leopardos intentaban saltar y escalar la pared o rodearla.
Aquellos que intentaron escalar la pared terminaron fracasando. Sara no era esa chica de apariencia amable que William había conocido ya varias veces. Sacó una lanza larga y la usó para apuñalar a aquellos monstruos que escalaban, haciéndolos caer de la pared.