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Por ejemplo, las clases de tercer y cuarto año eran todas de maestros espíritu de plata.
Lo que separaba a ambos no era solo la diferencia en poder espiritual, sino también el rendimiento general, las calificaciones y el registro de éxitos y fracasos en los años anteriores.
Así, fallar era como una mancha negra en el registro de cualquiera. Y tratar de limpiarla tomaría más esfuerzo y tiempo.
Lang dio un paso adelante cuando se dio cuenta de la mala situación en la que todos estaban. —Maestro, estos dos son solo estudiantes de primer año y se unieron a nosotros hoy mismo.
—Ese no es mi problema —el maestro no cedió—. Ellos están con ustedes, así que también serán castigados.
Desde un lado, cada uno de los discípulos sentados aquí y observando todo esto desplegarse tenía esa mirada en sus caras. Era como si estuvieran celebrando no pertenecer a ninguno de los dos bandos cuando este maestro entró o de lo contrario habrían estado condenados.
