—Deja de bromear —finalmente se rió, aunque fuera una risa corta. Al ver su rostro iluminarse de nuevo, William se sintió un poco aliviado sin razón alguna.
En cuanto a asistir a las clases, él era alguien que no necesitaba eso. Sin embargo, tenía que ir, incluso de vez en cuando, y eso por dos razones principales.
Incluso si no estaba tan interesado en estas clases, tenía que demostrar su duro trabajo para explicar su rápido crecimiento que estaba por venir.
La gente no dudaría tanto si se hiciera más fuerte mientras asiste a clases. Pero si no lo hacía, tendría que enfrentar la misma tormenta de dudas y sospechas que tuvo cuando saltó de rango y se convirtió en maestro espiritual de bronce.
Ir en contra de la lógica y sin seguir las rutas habituales era algo que traería desastres sobre la cabeza de cualquiera.