El cuarto anciano era fuerte, y tenía confianza que provenía de sus verdaderas habilidades sin ninguna ilusión de arrogancia o codicia por el poder.
—¿¡Estás loco?! —cuando el cuarto anciano escuchó la mitad de la historia, no pudo evitar mirar a Berry y a Guillermo mientras hablaba de una manera tan enfurecida—. ¡Este no es momento de jugar a ser héroes! ¡Esto es una marea de monstruos, un asunto grave! Deberían estar escondidos en un lugar seguro, no arriesgándose y mostrándose aquí.
Con sus palabras, una presión oculta se ejerció sobre Guillermo, una que era capaz de asustar no solo a maestros espirituales de bronce, sino incluso a maestros espirituales de plata.
Era un maestro espiritual de grado oro oscuro. Incluso si Guillermo sentía que no era tan fuerte como Callom o Gran, no estaba tan lejos de ellos.
