—Estas palabras no las dijo ese pariente de Guanin, ni ninguno del grupo de discípulos alrededor —vino de una dirección donde apareció un nuevo grupo de personas.
William miró hacia arriba y todo lo que vio fue un joven alto con un cuerpo robusto donde sus músculos se mostraban por las aperturas de su camisa abierta.
Tenía una cara de aspecto serio con rasgos afilados, nariz larga, barbilla saliente, vello tenue cubriendo sus mejillas y mechones de pelo grueso corto en tonos azul y plata sobre su cabeza.
Sus ojos brillaban de determinación y claridad como su rostro y sus palabras. No estaba solo, ya que se acercaba hacia aquí con un grupo de veinte discípulos también.
En este momento William pudo relajarse un poco. Por alguna razón desconocida Guanin había conseguido tenderle una trampa. Pero afortunadamente alguien llegó e interrumpió este sucio plan.