Su descenso hacia la oscuridad fue sin eventos, sin más sorpresas, enemigos, o rompecabezas a la vista. Alcanzaron una pequeña habitación oscura, con, en medio de ella, un portal blanco brillante, esperándolos.
Astaroth cruzó sin decir palabra, su curiosidad alcanzando nuevos picos.
Sintió un ligero tirón en su cuerpo al pasar por el portal, antes de reaparecer en un bosque, con la línea de árboles desvaneciéndose cerca.
Uno a uno, sus aliados comenzaron a aparecer cerca de él, con las armas desenfundadas y listas. Pero las guardaron poco después, al notar que no había un peligro inmediato.
Astaroth ya estaba caminando hacia adelante, tratando de ver más allá de la línea de árboles. Después de caminar por medio minuto, llegó al final del bosque, abriéndose paso a una pequeña colina descendente y campos abiertos adelante.
Pero algo más captó su atención.