***De vuelta a MC***
Astaroth estaba mirando hacia el claro, y simplemente no podía creer lo que veía.
¡Delante de él, en medio del claro, estaba Arborea!
El enorme ciervo estaba acostado, sin hacer nada. El brillo que había visto antes emanaba de él.
La criatura mítica tenía los ojos cerrados y la luz circundante se coagulaba entre sus cuernos.
Era como si la luz de la luna descendiera del cielo y se aglomerara sobre la cabeza de la criatura. Estaba formando una bola de luz blanca resplandeciente y lechosa, como una mini luna.
El pasto y los arbustos a su alrededor crecían a un ritmo visible, y las flores pasaban por un ciclo de florecimiento y marchitamiento como si el tiempo estuviera en avance rápido.
Astaroth estaba viendo todo esto suceder, con la boca abierta y los ojos bien abiertos. ¿¡Por qué estaba Arborea incluso aquí?!
—Acompáñame, niño —una suave voz femenina entró en su oído.