Desconectándose unos segundos después de Fénix, Alexander abrió los ojos a la familiar cápsula por dentro. Había abierto los ojos tantas veces ante esta vista que era casi como su nuevo techo.
Empujando la tapa de la cápsula, Alex se levantó y se estiró, sintiendo su cuerpo dolorido por estar tanto tiempo acostado.
—Necesito ir al gimnasio... Clark me va a matar por no haber ido en toda la semana... —murmuró para sí mismo.
Giró la cabeza hacia la cama y notó que Kary ya se había levantado. Miró hacia la puerta del dormitorio y vio su silueta al final del pasillo, bajando las escaleras.
Bostezando mientras se estiraba, Alex recordó las muchas cosas que había dejado en pausa estos días.
Tenía que volver a entrenar su cuerpo fuera de Nuevo Edén. También tenía que hacer algunas llamadas a David, asegurarse de que no necesitaba ayuda con nada relacionado a monstruos.