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Desde su lugar en el cielo, lo que Astaroth vio no fue nada menos que el peor escenario posible.
Caminando hacia el refugio, emanando miasma demoníaca, de tamaño mayor al habitual con su cabeza sobresaliendo por encima de los árboles del bosque, Teraria, segundo guardián del bosque.
El rostro de la Luz Silenciosa ya había cambiado a uno de horror absoluto.
—¿¡Qué diablos es eso?! —preguntó Luz Silenciosa.
—Eso es lo peor que podría haber sucedido... —respondió Astaroth.
Luz Silenciosa frunció el ceño ante la respuesta de Astaroth.
—¿Puedes vencerlo? —inquirió.
—¡Ja! Dudo que algo pueda. Ese es uno de los dos guardianes del bosque. Son de grado mítico, y te puedo asegurar que su nivel no es menor de cien, como mínimo —explicó Astaroth.
Luz Silenciosa tragó saliva mientras volvía a mirar al monstruo. Un monstruo mítico...