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A través del mundo, los jugadores volvían a iniciar sesión en Nuevo Edén. Muchos de ellos se habían desconectado dentro de las seguras murallas de las ciudades, con algunos jugadores de nivel más bajo desconectándose en aldeas.
Para sorpresa de muchos jugadores, algunas aldeas de las que se habían desconectado ya no existían. Los jugadores que se habían desconectado en esas volvieron a ruinas quemadas y destruidas, junto con la fauna silvestre reclamando su territorio de nuevo.
Para aquellos que aterrizaron en aldeas aún presentes, la extrañeza de ellas era desestabilizadora. Casi como si fueran pueblos fantasmas.
Los jugadores que reaparecieron en las ciudades también fueron recibidos con vistas diferentes.
Algunas de las ciudades más pequeñas estaban en cierre de emergencia, aparentemente en pie de guerra. Y los pueblos más grandes parecían bullir con más guardias de lo habitual.