Pequeños flashbacks de transmisiones en vivo de incursiones para la erradicación de trasgos asaltaron la mente de David. Las había visto embelesado, siendo demasiado débil en aquel momento para participar en ellas.
Había visto lo que sucedía cuando el Hob moría primero. Los humanos pensaban que eran los cazadores, pero rápidamente se daban cuenta de que eran los cazados.
Equipos de diez hombres, aniquilados por pequeños campamentos, con no más de veinte trasgos. Hombres adultos, huyendo en el bosque, como si la misma muerte los persiguiera, llorando y orinándose encima.
Volvió a centrarse en su pequeño esbozo. Borrando temporalmente el pin más grande, esparció los pines pequeños al viento.
—Si el Hob está muerto, los trasgos huirán al bosque si se sienten amenazados. Pero no se dejen engañar. No están escapando por miedo. Quieren dividir a sus atacantes. Los trasgos tendrán absolutamente la ventaja en su entorno —dijo David y añadió pines de un color diferente a su esbozo.